Bonita ascensión en un caluroso día desde el Balneario de Panticosa. En unas 3h alcanzamos el collado de Pondiellos (2.810m) pudiendo esquivar los pocos neveros que quedaban. Tras dejar las mochilas en el collado hicimos primero el Pico Pondiellos (2.910m), uno de esos picos que siempre quedaba pendiente. La trepada por bloques es algo incómoda y rota pero las vistas de la cima son impresionantes. Tras la vuelta al collado iniciamos la canaleta de la aguja (I+) donde quedaban un par de placas de nieve. Una de ellas tapaba la salida pero pudimos escalar la roca para evitarla. La travesía y la sencilla cresta (F.) nos llevaron a la bonita cima de la Aguja de Pondiellos (3.011m) que Pako y Maribel ya habían subido pero era un nuevo tresmil para mí. Allí nos reencontramos con Satur, un maño que habíamos conocido en el collado. Miraba con cara de incredulidad la pared que tocaba escalar ahora. Tras bajar a la brecha ya se va viendo que la pared no es tan vertical. La roca quebrada con una fractura en medio permite una excelente trepada (II), que teóricamente es el paso más técnico, pero el menos expuesto. La canaleta es sencilla con buenos agarres (II-) aunque está prohibido mirar para abajo. Llevamos casco pero no cuerdas ya que realmente lo más peligroso es que te caiga una piedra. La salida a la cima de Garmo Negro (3.051m) es superelegante, ante las miradas perplejas de los que estaban sesteando en la cima. La bajada por la ruta normal, ya que los otros tresmiles ya habíamos hecho otras veces y hacía mucha calor. Algunos neveros grandes ponían la nota simpática viendo hacer culo-esquí a varios montañeros, y es que la nieve estaba pésima con estas temperaturas. Por primera vez encontramos los hitos y evitamos la dichosa canaleta, que esta vez estaba llena de agua con una torrentera tremenda.
Fotos: facebook
Rafa